El convento de Santa Clara es una de las joyas histórico-artísticas que tenemos en Palma del Río. De él he tenido ocasión de hablar en varias entradas del viejo Celtibético.

Entrada del arco a la Calle Santa Clara, con la torre de la Muralla, donde se ve todavía el depósito de Industrias Ortiz (Foto Miguel Santos Enríquez)
La Historia nos dice que es un monasterio que fundó el Caballero Veinticuatro de la ciudad de Córdoba Juan Manosalbas, en el siglo XVI, gracias a unas propiedades que tenía en Palma, y en virtud de una bula dada en Roma el 13 de marzo de 1498 por el papa Alejandro VI. Los condes de Palma, Luis Portocarrero y Francisca Manrique, años después, aumentaron el patrimonio y los edificios del convento, llegando las primeras monjas, desde el monasterio de Santa Clara de Andújar, en 1510.
Desde entonces, esta institución ha tenido un papel importante en nuestra ciudad. Es en el siglo XX cuando desaparece como tal. Durante la II República sufrió los ataques de ciudadanos enfurecidos en los sucesos del 19 y 20 de febrero de 1936, cuando hubo un enfrentamiento entre jóvenes de izquierda y derecha, tras las muestras de alegría callejera por la victoria del Frente Popular, que desembocó en el asalto del Casino, sede de Acción Popular (actual Plaza de España). Al no actuar las autoridades, los partidarios de los nuevos gobernantes, movidos por la revancha de la explotación a la que se veían sometidas las clases populares, asaltaron viviendas particulares de vecinos adinerados, algunos centros oficiales, además de edificios religiosos, como la Parroquia de la Asunción, la iglesia de San Francisco y los conventos de Santo Domingo y Santa Clara, provocando cuantiosos y graves destrozos (además de obras de arte, por ejemplo, se perdieron los archivos parroquiales donde constaban los nacimientos de vecinos desde la Edad Media).
Durante la Guerra Civil las monjas clarisas abandonaron el convento, volviendo tras su finalización, cuando allí se instaló el Auxilio Social, de la Falange, en los primeros tiempos del régimen de Franco.
Su salida definitiva fue en noviembre de 1970, quedando el monumento cerrado y abandonado durante muchos años, sujeto a asaltos, vandalismo y a la ruina por el paso del tiempo y la falta de cuidados.
Ya en tiempos de la Transición democrática el ayuntamiento palmeño compró una parte (la más deteriorada y con menos valor) al Obispado de Córdoba y consiguió la cesión de la otra parte del edificio para hacerse cargo de su mantenimiento y restauración, con fines culturales.

Arreglo de techumbre (Foto Archivo Diputación de Córdoba)

Fachada antes de su restauración (Foto Archivo Diputación de Córdoba)
Siendo Manuel Nieto Cumplido delegado del Ministerio de Cultura en Córdoba, procedieron a realizar obras de consolidación de los tejados del claustro, que fue sustituido por placas de fibrocemento en parte, y apuntalando la techumbre.
En 1997, tras unas copiosas lluvias, que produjeron inundaciones, una parte del edificio del antiguo convento se derrumbó. Eso hizo que se acometieran las primeras obras de entidad para la recuperación del edificio abandonado.

Coro, años 80, antes de restaurar (Foto Carmelo Expósito)
Varias escuelas-taller se hicieron cargo de reconstruir la parte municipal con la idea de hacer un centro de hospedaje, recuperando las antiguas celdas, el cementerio (vacío desde la salida de las últimas monjas) y zonas aledañas, como el huerto (convertido en jardín) y el patio del limón.
Seguidamente se acometió la restauración del claustro de origen mudéjar (con elementos de otros estilos posteriores del XVI), la parte de más valor artístico, y las dependencias que lo rodean, además de la iglesia (siglo XVIII), cuya finalidad era la de albergar el Museo Municipal y ser dependencias administrativas municipales, con salón de plenos incluido.

Espadaña de Santa Clara 1955 (Foto de Miguel Santos Enríquez)
El convenio de cesión con el Obispado autorizaba a la realización de dichas obras, pero la intención de sucesivas corporaciones municipales era adquirir la parte propiedad eclesiástica, para ser titular del edificio completo. Por eso se llegó a un acuerdo con el Obispado, siendo cabeza de la diócesis cordobesa Juan José Asenjo (que desde 2009 es arzobispo de Sevilla), para permutar esa parte todavía de su propiedad por un edificio de nueva construcción en la barriada conocida popularmente como del V Centenario, con destino a ser una nueva iglesia.

Claustro, antes de su restauración, años 80 (Foto Carmelo Expósito)
Ahora hemos conocido que el Ayuntamiento palmeño ha llegado a un nuevo acuerdo con el Obispado cordobés, por el que le comprará a éste su parte en Santa Clara por un millón y medio de euros aproximadamente, renunciándose a la permuta por el edificio, que todavía no está terminado. La intención es que este edificio se acabe como instalación de la nueva Biblioteca Municipal, cuya ubicación en esta zona había recomendado una comisión de expertos y ciudadanía, creada para este fin.
Parece que, por fin, este asunto de la recuperación para todos los palmeños del preciado monumento, escondido en la clausura durante siglos y abandonado y ruinoso en el siglo pasado, va a culminar con éxito. Y encima tendremos otro centro cultural, muy interesante y necesario para toda la población de Palma del Río, en la barriada donde vivo. Bienvenido sea el nuevo acuerdo y ojalá se haga pronto feliz realidad.
Yo conocí el convento de Santa Clara cuándo estaban las monjas y después de marcharse
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Yo también vi a las monjas. Era un niño. Recuerdo su imagen, ocultas tras sus velos detrás de la reja del coro bajo, en la iglesia
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