Salud

Cuando la pandemia del Covid 19 solía felicitar los cumpleaños y otras celebraciones deseando felicidad y salud. Lo segundo, obviamente por motivos lógicos, pues qué mejor deseo que no padecer una enfermedad, como la hasta entonces con repercusión desconocida, causada por un virus nuevo. Mi última entrada en el blog fue también felicitar, el 31 de diciembre pasado, por la entrada en el año nuevo, con una de las imágenes que capté hace años en una visita al Parque Nacional de Doñana, con una naturaleza hermosa. Entonces me sentía mal y esa imagen me reconfortaba de alguna manera. Por la tarde, cuando Ana, mi mujer, volvió de casa de las hermanas, donde habían estado preparando la tradicional cena de Nochevieja, me trajo un test del covid y di positivo. Otro año más, el segundo consecutivo, encerrados en casa, aquejado de la dichosa enfermedad, de la que, seguro, me contagié en la «tarde buena» del 24 de diciembre. Menudo comienzo de año. Tuvimos que improvisar una cena para los dos en mi casa y felicitar a la familia y amigos desde el WhatsApp.

Pero no ha sido este el único problema de salud. Como había ganado mucho peso en las Navidades y antes, y este año teníamos la boda de Anita y Miguel, volví a hacer ejercicio con la bicicleta estática que me había buscado hace unos años y con la que pretendía ponerme en forma. Vamos sumando años y cada vez es más difícil perder kilos y mantener la agilidad. Así que, con irregularidad, por cierto, me puse a «hacer kilómetros» por las tardes dentro de casa. Además me iba a venir bien para mi idea de disfrazarme en carnaval y pasar el Domingo de Piñata entero en la calle disfrazado, como en los viejos tiempos. A mediados de febrero empecé a sentir dolor en la pierna izquierda y mis varices se estaban inflamando. Ya el día 12 de febrero usé por última vez la bicicleta, pensando que me habría lesionado de tanto abusar en tiempo y supuestos kilómetros. El 18, Domingo de Piñata, salimos disfrazados, como había previsto, y por la noche, casi tenía que ir arrastrando la pierna por el dolor. El martes conseguí cita con el fisio para que me tratara el miércoles 21, afortunadamente, pues solo caminar y conducir eran un verdadero suplicio. Cuando me tumbé en la camilla me dijeron que eso no tenía pinta de lesión muscular ni de tendones, que parecía una flebitis. Me recomendaron acudir al especialista cardiovascular. De allí me fui a mi médico que, tras reconocerme, me indicó que fuese a urgencias al hospital Reina Sofía, que no esperase a pedir cita, ya que podría ser una tromboflebitis, y el riesgo de embolia, si se soltaba algún trombo y se desplazaba por la vena hasta, por ejemplo, un pulmón, podría tener consecuencias muy graves.

Eso hicimos, nos fuimos a urgencias y allí estuvimos toda la madrugada, haciéndome prueba tras prueba, hasta que en radiología, cuando me hicieron una ecografía, me confirmaron que tenía «un trombo enorme», y que me derivaban a medicina interna. Allí me reconocieron y me hicieron un informe para pedir cita en medicina externa del hospital, recetándome heparina e inyectándome la primera dosis. El informe decía: «Se objetiva contenido ecogénico en cayado que se extiende por safena mayor en todo su trayecto. Hallazgos en relación con extenso trombo.»

El especialista de medicina interna, que me vio más de cuarenta días después, me confirmó la gravedad del asunto al afectar al cayado, una parte de la safena que comunica con otras venas internas, por donde se puede escapar algún trombo y alojarse en el pulmón y me cambió el tratamiento de anticoagulantes (estaba cansado de tanta inyección), dándome cita para finales de mayo, mandándome análisis y nueva ecografía previamente. Durante más de tres meses he estado de baja laboral, hasta el 31 de mayo, ya que de la ecografía posterior se deduce que tengo: «Trombosis completa de vena safena magna que comienza unos 6 cm distal al cayado y afecta a los tercios medio e inferior del muslo.» Es decir, que sigo teniendo dos tercios de la safena con trombosis, aunque el cayado ya no esté afectado. Vamos, que sigo enfermo, aunque podamos haber salido de la zona de peligro, posiblemente, y ya pueda seguir «Dieta y régimen de vida normales.» Con un tratamiento de anticoagulantes durante un año, y con revisión en diciembre.

Y en esto nos encontramos, con una enfermedad de larga duración, durante la que he perdido más de diez kilos de peso, por una dieta autoimpuesta, y por los numerosas caminatas que he hecho y debo seguir haciendo, ya que también es bueno para diluir el trombo. Por eso llevo sin publicar nada en lo que va de año, ya que son pocas las ganas que he tenido de escribir, con una baja de larga duración, con dolores, con miedo, con dificultades para moverme, desanimado. Aunque, por fin, estoy volviendo a la normalidad, pese a la enfermedad.

Ya Ana y Miguel se casaron a principios de junio, pidiéndome que les oficiase la ceremonia privada, que salió muy bien y muy emotiva, con su preciosa niña acompañándonos en un lugar muy hermoso. Luciendo yo «tipito» (lo que pude), y olvidando por un momento mis problemas de salud. Problemas que, desde ahora, espero, no me impidan seguir atendiendo el blog.

2 comentarios en “Salud

Deja un comentario