Estamos en 2020, y en 1980 surgió el primer pub en Palma del Río, el Pub Lord Byron. En este año se cumple, por tanto, el cuarenta aniversario de su fundación (que fue concretamente el 14 de febrero de 1980). Estaba situado en la calle Ancha, en el bajo comercial de los pisos de la familia Morales. Se anunció como «English pub», un bar estilo inglés, en cuya decoración se recreaba una taberna típica del Reino Unido. Lo abrieron la familia Morales (los hermanos Jesús, Manolo, Mariano, Óscar y Cesar) aunque Jesús era quien se hizo cargo del establecimiento. Luego abrirían la Pizzería Michelangelo (Mariano), el Disco-Pub Lord Byron y la taberna (o bodeguita) Lord Byron (ambos Jesús), en la planta baja del Edificio Santiago, el que se hicieron en el barrio de Goya. Era un lugar de encuentro, una especie de club de amigos, donde hallar, además de diversión, complicidad, confianza y afecto entre los clientes y respecto de los que allí trabajaban. Una especie de Cheer`s (el de la serie de televisión) de Palma.

La familia morales en la Bodeguita o taberna Lord Byron (foto del Facebook familiar)
Debido a su éxito, posteriormente en Palma se abrieron muchos pubs: el Gardiner, el Decuma (luego, el pub Chico), el TXSKO, el Alamillos Street, el Tiziano, el Blandi (primero Azahara, el del “porcelanosa”), el Waikiki, el Túnel (después +kná), Venus, el Pelotazo (antes Rusticana), el Zulú (luego el del Mochu, el 127), el Cubo´s (más como disco-pub, luego Coco-bongo), el Patio, el Saratoga, cada uno con su estilo y personalidad… pero el Lord Byron no era un pub más, era “el pub” por antonomasia. Dio la campanada, y mantuvo su afluencia hasta su cierre, pasando a manos de otros gerentes, con otros nombres, tras el retiro de Jesús.

Jesús, en carnaval, con dos clientes disfrazados
El Lord Byron lo dirigía Jesús Morales, con su oronda y feliz corpulencia de maestro cervecero. Una anatomía resaltada de mofletes colorados, y amplia sonrisa, no escondida en su perenne barba. Todo simpatía y ganas de hacer amigos. Era como un Papá Noel tabernero, a la vez bonachón y picaruelo, que se podría pasear por Munich sirviendo cerveza para la concurrencia. Un Baco de pintura barroca. O escanciador de la hidromiel a los dioses del Walhala, mientras walkirias danzan y ríen el son de sus contagiosas carcajadas. Un personaje, sin duda.

Cenicero del décimo aniversario
Abrió en 1980, cuando acabábamos en el instituto y estuvimos en la inauguración, ya que uno de la pandilla, Manolo Pérez, es familia, primo. Costaba un cerveza un pastón (para nosotros, claro), pero empezaron siendo de tercio, no quintos, ni cañas (más tarde pondrían el grifo y el barril). Pensamos la primera vez que no volveríamos, pues estábamos acostumbrados a los precios del bar el Gallo o el Guerra, por ejemplo, precios para obreros y estudiantes, sin lujos, ni música, ni ambientes foráneos. Te ponían al principio un cuenco con maíz tostado y otros frutos secos (el “pienso”), un atractivo más. Progresivamente fue ampliando el “menú de comidas”: sandwiches, hamburguesas, perritos calientes… en su última etapa pusieron de moda las tostas, cuando instalaron cocina en el rincón derecho de la barra (donde estuvo la diana de dardos).

Manolo Morales, el «Tomizo» y una clienta
Al local se entraba por una puerta de madera, que asemejaba a una inglesa, con un letrero con la silueta del escritor británico colgado sobre ella, al estilo de los bares de aquellas tierras. Una jardinera con una hiedra y un ventana completaban la fachada. Por esa puerta se accedía al local, en una zona amplia con la pared del hueco de la escalera del edificio al fondo. A la izquierda estaba la barra, sobre una zona más elevada, con unas barandas de madera para proteger a los clientes del escalón. La zona central de la barra estaba retranqueada, para dejar el mismo ancho de pasillo sorteando el hueco de la escalera. Al penetrar nos encontrábamos con otro espacio cuadrangular a la derecha para mesas y bancos, como en el de la entrada, además de los servicios. Al fondo una puerta de emergencia y una ventana, cerca de la barra, donde hubo un juego de dardos y la televisión, más tarde. La decoración se componía, al principio, de láminas, tipo cacería del zorro, caballos y otras estampas decimonónicas inglesas, para completarse, tiempo después, con otros objetos. Un zócalo de madera recorría el local, y la barra tuvo más tarde, además de los estantes para los productos en la pared de atrás, otro armazón encima de la barra.

Jesús con otro cliente, e ilustre «tabernero» ya fallecido, Manolo Blasco
Un atractivo que tenía y que nos encantaba, es que se podía escuchar la música del momento, por supuesto en Lps de vinilo: Miguel Ríos, Orquesta Mondragón, Radio Futura… Incluso grabamos más de un disco para poder reproducirlo en nuestros cassettes. Jesús siempre tenía actualizada su discoteca, y con nuestra edad, aquello nos hizo frecuentar sus instalaciones, con el éxito de la movida.

Jesús con Rafa Limones, y «Altomira» el de los azulejos
Nos acostumbramos a ir todos los días y pasábamos muchas horas allí, aunque consumiésemos menos de lo que quisiese el dueño. Los sábados empezábamos la “jornada de fin de semana” allí y luego nos íbamos de discoteca (Tato´s, Omaira-Marathón, El candil…), para volver al pub a “echar la penúltima” antes de irnos para casa. Los fines de semana también nos citábamos al medio día, a echar la cervecita con los amigos. Durante los años que estuvo abierto, muchas amistades se fraguaron allí, también numerosas parejas se formaron (o rompieron) en el pub. En la barra se podía charlar, pues la música no era estridente y de alto volumen. Hasta los camareros se convirtieron en nuestros amigos. Varios pasaron a prestar sus servicios: Flores, Carmelo (tristemente ya fallecido), Antonio, un pariente de los Morales, el Viri (Rafael Cumplido), Tomizo … y otros cuyos nombres ya no recuerdo.

Uno de los camareros, Flores
Otro atractivo que tenía eran los juegos, con los que amenizar las estancias: la máquinas recreativas, el billar americano, la diana de dardos, los juegos de mesa (dados, tres en raya…). Una excusa más para pasar largos ratos en compañía de amigas y amigos.

Otro de los camareros, Rafa Cumplido, el «Viri» (foto de su Facebook)
En los años que frecuenté ocurrieron muchas anécdotas, como no podía ser menos. Los primeros cubalibres, las primeras borracheras, los ligoteos. En las tardes de domingo Jesús bajaba el proyector de Super 8 y nos ponía películas. Por las noches cambiaba la temática hacia el cine de adultos (“aquí hay tema” decía Jesús riendo mientras hacía con su brazo un gesto que indicaba el tamaño del miembro del protagonista). Más tarde, con la adquisición de nuevas tecnologías, llegó el vídeo, continuando con las proyecciones, y además las grabaciones, como aquella, que repetimos una y otra vez, del concierto que dio Miguel Ríos en las Ramblas de Barcelona, cuando el campeonato mundial de fútbol de España de 1982, con el disco Rock & Ríos.

Jesús asomado a la ventana de la C/ Ancha, con unos clientes
A Jesús le gustaba sorprendernos. De vez en cuando aparecía con alguna botella singular, como las que contenían bebidas exóticas (con lagartos y cosas así). También recuerdo el ron de Rute, Virtuoso, que se podía beber sin mezclar con nada. Muchos recuerdos, seguro, que asomarán a las mentes de quienes pasaron por allí y lean estas humildes palabras, con motivo de las cuatro décadas transcurridas desde que apareció el Lord Byron en nuestras vidas.

Jesús en la fachada original
Como dije al principio, en Palma hubo una época donde se prodigaron muchos pubs, pero el Lord Byron fue, sigue siendo y será siempre (con artículo determinado y mayúsculas)… El Pub. Algo que, sin duda, merece la pena recordar.
A faltado mencionar, uno de los Pubs más de moda de los 80,si mal no recuerdo el segundo después del Lord byron, era el Picolo de Miguel Cabello, tuvo bastante éxito en aquella época, un saludo.
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Hola:soy una antigua vecina de vuestro pueblo, allí nació mi hermano pequeño y al poco nos marchamos a Córdoba por motivos de trabajo de mi padre.. Allí viví unos años my bonitos, eran los 70, recuerdo la piscina
Municipal, el parque, el bar rinconcillo, en la calle feria, el estanco que creo que lo llevaban unos hermanos,, en fin tantos recuerdos…
M
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Muchas gracias, María, por pasar por el blog. Espero que te haya gustado y recordar a Palma. Un saludo.
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Madre mía que recuerdos aquellos. En el lord Byron di yo y me dieron el primer beso. Recuerdo también cómo al fondo del local había una pequeña pista de baile, al menos durante un tiempo, convirtiéndolo así en disco-pub. Recuerdo a Jesús agitando las cabezas de los clientes de espaldas sobre la barra, cuando estos se atrevían a probar por primera vez una Margarita mejicana, algo muy exótico por entonces. Por último, recordar uno de los pubs míticos en Palma (pido un post especial pubs a Celtibético) como era el Cleries, con Rafa al frente. Que años más felices. Un saludo
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Gracias, Anika, por pasar por el blog. Veo que te ha recordado algunas cosas. Lo de las margaritas lo recuerdo perfectamente (cuando preparaba la entrada, hace tiempo, era una de las anécdotas que iba a poner, pero, para resumir, se me pasó). Nombras al pub Cleries. Si no recuerdo mal, en otro tiempo se llamó Chaplin y Gardiner, y de esta forma lo he nombrado en el post. De los pubs ya hablaremos algún día. Saludos.
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Hay trabaje yo unos meses,cuando Jesus fue entrenador del equipo de futbol del colegio seneca.
Recuerdos que nunca olvidare.
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Gracias, Vicente, por tu aportación. Saludos.
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Bien documentado y magistralmente redactado artículo sobre el Pub Lord Byron.
Referente lugar de ocio en Palma.
Excelente aportación a la intrahistoria de nuestro querido pueblo. Ilustrada crónica de un tiempo pretérito que al leerla revivimos un emotivo pasado.
Muchas gracias y ‘En hora buena’, Schevi
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Un lugar idílico donde todas las chicas eran guapas, toda la cerveza estaba fría y amanecía demasiado pronto. Yo echaba de menos siempre música heavy…. Pero aún así siempre mis recuerdos de juventud se acompañan de fotos de este lugar. Volvería sin duda.
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Muchas gracias por tus palabras, Nacho. Con el tiempo también he echado de menos el heavy. Aquel era un pub para todo tipo de gente, así que todos nos hemos sentido bien allí.
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Gracias, Rafael, por mencionar al pub Picolo. No solo ese pub se me ha pasado. También otros más, pero el fin de la entrada no era hablar de los pubs que ha habido en Palma. Nombré algunos por hacer referencia a la explosión que hubo de este tipo de establecimientos, desconocidos en nuestro pueblo, hasta que se montó el Lord Byron. No obstante, quien quiera aportar más nombres puede hacerlo, por supuesto. De nuevo gracias, y espero que te haya gustado el recuerdo.
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Muchas gracias, César. Me alegra que te haya gustado y agradezco tus elogiosas palabras. He hablado con Jesús y se ha emocionado. Eso es ya, en sí, un halago.
La historia de las personas sencillas, que tanto han alegrado nuestras vidas, merece ser contada, aunque sea con las humildes palabras de este modesto escribidor.
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